sábado, 5 de septiembre de 2020

BARCELONA la perfeccion existe

Hoy me desperté a las 9 am del sábado, con una lista de cosas para hacer en este fin de semana, aun de aislamiento. Y aunque lo que veo o escucho, que trato que sea muy poco, no es muy alentador acerca de viajar, me puse a recordar mucho mi experiencia de viaje en Barcelona, deseando, en gran medida estar ahí. Y mientras una canción me llevaba hasta esa parte del mundo, me puse a pesar en esa relación que existe en lo que uno supone de una ciudad y lo que luego termina siendo. 

Me acuerdo que mucho tiempo antes de viajar, ya me había embarcado en ir a Catalunya. Había hasta incluso hecho amigos virtuales en esa ciudad para que me pusieran en tema, de que debía conocer EL DIA QUE VIAJARA y me dedique (SIEMPRE) a aprender mucho de la cultura en general. 

Pensé hasta en viajar sola, porque me movía un interés muy grande y particular, y por esos días mi wallpaper en la pc del trabajo era el Parc Güell.

La ciudad me parecía encantadora y me cerraba por todos lados, montaña, el Mediterraneo, una cultura súper rica para nutrirte de ella a cada paso,ver a Messi jugar en el Camp Nou, una arquitectura que me dejaba sin palabras y bueno la gastronomía que decir.

Así que en el 2015, mientras estaba de viaje en Rio de Janeiro junto a mi novio, entre viaje y viaje, en esos ratos de auriculares y horas de autopista, empecé a diseñar lo que en 2016 iba a ser nuestro primer viaje a Europa. Ni bien llegue a Buenos Aires, empecé a planear el viaje. Barcelona, siempre y desde el primer momento estuvo en el plan. Como Londres, que tengo un amor desde la adolescencia, pero ese es otro capítulo. Era innegociable no hacerla en este primer viaje, así que de España, por decirlo de alguna manera, nos quedamos con Barcelona, y dejamos Madrid para conocer en otra oportunidad.

 Estábamos sentados en la puerta de embarque del Ministro Pistarini  y a las 22.35 partía nuestro vuelo por Iberia, con destino a Madrid, en donde esperaríamos una hora para volar a Barcelona. En ese momento el viaje ya había comenzado, bah aunque suelo creer que el viaje había empezado en ese momento que con pasajes en mano, empezamos a construir este viaje. Los nervios de nunca haber viajado tan lejos, los aviones no me gustan así que también me generaba cierta expectativa, me dolía la garganta un poco así que tome algo para eso, pero ya estaba todo listo. Subimos al avión, y mi única decepción fue que no teníamos pantallas en los asientos, pero el vuelo estuvo increíble (por lo menos para una miedosa como yo)

Volando hacia Barcelona

 

Ya luego de haber pisado suelo español, donde me acompaño una foto de mi abuelo Eladio, quien a los 6 años dejo su patria, por necesidad para vivir en Argentina y con todo lo que eso significa para mí, volamos a Catalunya, cuna de todo lo que mencione en párrafos anteriores. Al bajar del avión, el aerobús nos esperaba para conocer nuestro AIRBNB en Universitat. Así que mis pies pisaron por primera vez esta ciudad en Plaza Catalunya y ahí el sueño se empezó a hacer realidad. Quede alucinada, pero eran las 18 PM de un Viernes, y desde las 22.30 del Jueves que estaba subía a un avión, así que fuimos por un baño caliente y salir a comer algo, por donde el anfitrión nos recomendó. Noche de tapeo y un rato de paseo, para luego volver a casa y arrancar el sábado desde temprano en esta maravilla de ciudad.

 

Cuando viajas 14 hs y no sabes que estas enfermo

 

Quiero contarles en detalle cada lugar que conocí y las experiencias que tuve, pero puntualmente me tocó vivir en medio de tantas emociones, enfermarme esa primera noche que llegue, y realmente llegar a pasarla muy mal, que también es un capítulo aparte, y que continuo en Paris. Pero ese sábado, me desperté con fiebre, y ni bien empecé a sentirme mejor, quise ir caminando desde Universitat hasta La Sagrada Familia, para donde ya teníamos entradas. Muchas fuerzas no tenían, había pasado la noche con temperatura alta, y caminar no era lo mejor, pero quería hacerlo. Cuando todavía me quedaban varias cuadras para llegar, veo asomar las torres de la Basílica y realmente, fue un momento único para mí, en ese momento mi cabeza y mi corazón terminaron de entender en donde estaba. Llegue feliz, con energía y además esa fuerza me iba a durar por varias horas más. Hagan lo que los hace felices, el corazón no miente.

 

Felicidad absoluta



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